DE VUELTA A LA VIDA
- Ariel Romero Lopez
- 27 mar
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 28 mar
Por todo el mundo se sabe de la resurrección de Cristo. Sin embargo, lo que pocos conocen es la forma en la que éste hecho nos bendice individualmente.
En realidad, ¡estamos de regreso a la vida! La Biblia dice que Dios “nos dio vida juntamente con Cristo” (Ef.2:5).
Pero, ¿cómo influye en nosotros el hecho de que el Hijo de Dios haya resucitado de entre los muertos?
Estar resucitados es nuestra posición legal y nuestra identidad más real. San Pablo dijo que “Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” (Ef.2:4-7).
¡Cuánto necesitamos vivir como “vueltos a la vida”! ¡Cuánto deberíamos “echar mano de la vida eterna” que gozamos! ¡Cuánto necesitamos vernos como resucitados!

LA RESURRECCIÓN DE CRISTO Y LA NUESTRA
La resurrección de Jesús, en un gran sentido, representa la resurrección nuestra, pues nos beneficia directamente a cada creyente, en las tres dimensiones de nuestra realidad espiritual… pasado, presente y futuro.
ANTERIORMENTE, brindándonos VIDA DE CALIDAD SOBRENATURAL
ACTUALMENTE, enseñándonos un ESTILO DE VIDA DE RESUCITADOS
POSTERIORMENTE, asegurándonos ser REVIVIDOS PARA VIVIR ETERNAMENTE
Veamos cada una de estar tres partes:
ANTERIORMENTE: VIDA DE CALIDAD SOBRENATURAL
Forzosamente, debimos haber estado muertos para poder luego resucitar; por lo que, en realidad, no teníamos vida espiritual interior antes de nacer de nuevo. Esto principalmente en razón de que, como humanos todos nacemos en pecado, solo por ser hijos de Adán, a quien se le exigió: “Del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gen.2:17). Y “como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”… “y están destituidos de la gloria de Dios” (Rom.3:23; 5:12).
Aunque no lo notábamos completamente o no lo queríamos reconocer, vivíamos una vida sin propósito eterno ni conocimiento de la mayor altura de la naturaleza divina de la misma.
Como decía una canción que cantaba el legendario cantante Manuel Bonilla:
“Oscuridad completa hay en tu vida,
Completa oscuridad si vas sin él.
No vives en verdad tan sólo existes;
La vida viene de él y en él está”
Mire como lo describe Pablo en el pasaje de Efesios 2, donde hace la diferencia entre dos clases de vida, entre la “vida en muerte “y la “vida en abundancia”: (Lea con cuidado): “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados… entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne”, pero luego, “estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo” (Ef.2:1-5).
Ahora bien, el mismo apóstol nos dice que “así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (I Cor.15:22).
Ahora estamos muertos para el mundo y sus pecados, pero vivimos para Dios. Fuimos “vueltos a la vida” en el sentido de que antes de estar en Cristo la vida que vivíamos no era vida en plenitud, realmente, porque faltaba “reavivar” y “reanimar” esa parte más interna espiritual, al entrar el Espíritu Santo dentro de nosotros y regenerarnos.
Jesús había prometido: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn.10:10).
Esta vida es vida plena, vida de verdad, vida en todos los sentidos, y vida para todos los aspectos de nuestra existencia… pero especialmente, vida de la más alta calidad en comunión con Dios. “El que tiene al Hijo, tiene la vida”, porque, como Él dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Jn.14:6; I Jn.5:12).
ACTUALMENTE: ESTILO DE VIDA DE RESUCITADOS
Cuando nosotros nos convertimos al Evangelio, resucitamos con el Señor. ¿Y cómo habemos de vivir esta nueva vida? El Nuevo Testamento nos refiere muchas veces la forma de vida que nos corresponde como resucitados. En especial, el pasaje de Colosenses 3:1-17 es uno de los que más claramente nos prescribe “el estilo de vida de los vivos”, que a la letra dice:
Teniendo un enfoque celestial: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”.
Teniendo presente la esperanza eterna: “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”.
Teniendo una vida pura: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca”.
Teniendo comunión entre nosotros: “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”.
Teniendo paz y agradecimiento: “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”.
POSTERIORMENTE: RESUCITADOS PARA LA ETERNIDAD
Los hijos de Dios seremos transformados en cuerpo para poder ver a nuestro Señor y vivir con Él eternamente.
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (I Cor.15:51-53). “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria” (Col.3:4). “Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él” (I Tes.4:14).
¡Bendita esperanza cristiana! Que miraremos cara a cara a nuestro Rey, y estaremos reunidos todo sus hijos para adorarle por toda la eternidad!
EL EJEMPLO DE LOS RESUCITADOS
Hubo varias personas en el Nuevo Testamento que experimentaron una segunda oportunidad de vida, por medio de una experiencia de “regresar a la vida”, gracias al poder de Dios, entre ellas:
En el ministerio de Cristo:
Lázaro, el amigo de Jesús.
El hijo de la viuda de Naín.
La suegra de Pedro.
En el ministerio de los apóstoles:
Eutico, levantado por medio de Pablo.
Dorcas, levantado por medio de Pedro.
Y aunque todos ellos volvieron a morir, fueron testimonio del poder de Dios sobre la vida y la muerte. Como quiera, éstos también constituyen un ejemplo de lo que vive el creyente nacido de nuevo, pues éste también experimenta una nueva oportunidad de vida, un chance de rehacerse, de mejorarse y de comenzar todo de nuevo.
¡Dios es el Dios de las segundas oportunidades!
“Por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (II Cor.5:15).
“El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Ef.4:28).
Tú y yo, como resucitados, tenemos en este tiempo esa bendita oportunidad de terminar lo empezado y de hacer las cosas mejor.
LA VIDA DE LOS VIVOS
Vive desde ahora “amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres… que les había de dar” (Dt.30:20).
“Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil.3:13,14).
Como termina cantando el famoso canto que ya mencionamos:
“Más ya resplandeció mi ser que vio nacer
De nuevo la esperanza en Dios.
Destellos de ese amor
Que llenan de ilusión mi vida y mi corazón”.
Por
ARIEL ROMERO LÓPEZ
Ministerio Vino y Aceite Internacional
(C) 2025
Comments