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TU MISION EN LA VIDA

“Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme llamar acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos”  (Is:45:11).

    ¿Sabes cuál es la voluntad de Dios perfecta para tu vida personal? ¿Sabes exactamente para qué has nacido y cual es tu perfecto encargo divino? Estas son cosas que tenemos qué saber por revelación de Dios, a través de la oración que hacemos, fortalecidos por el Espíritu Santo. “Pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Rom.8:26).

    Creo firmemente que este es el tiempo de recordar que sólo Dios sabe los secretos escondidos. “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para siempre” (Dt.29:29). ¡Qué bueno es saber que nuestra herencia es conocer los planes de Dios!

    ¡Ah! Pero él solamente los revela a quienes se acercan a preguntarle. “Acercándose los discípulos, le dijeron aparte: ¿Por qué les hablas por parábolas? Él respondiendo les dijo: Porque a vosotros es dado  saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos nos les dado” (Mt.13:10,11).

    Le pido a Dios él te revele tu talento particular, para seas su instrumento de bendición, cuáles son tus dones, cuál es tu ministerio. Dios ya tiene un plan diseñado para ti.

    ¿Ya sabes tú cual es el plan de Dios para tu vida en particular? ¿En cuál área de trabajo estás siendo una bendición a otros? ¿Estás viviendo en el pleno potencial de tu llamamiento? ¡Esta es una de las peticiones personales más importantes que podemos hacer como cristianos! “Te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (II Tim.1:6,7). “Sé sobrio en todo, soporta las aflicciones; cumple tu ministerio” (II Tim.4:5).

    Que nuestra petición ferviente sea hoy: “Señor, por encima de todo mis deseos, mi más grande anhelo es hacer tu bendita voluntad en mi vida. Quítame lo que sea, pero dame esto”. Que al final del camino podamos decir a nuestro Rey: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese” (Jn.17:4).


(c) 2012 - Ariel Romero López

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