Nuestro Padre no solo nos anima a vivir en victoria en todas las áreas de nuestra vida. También nos ha provisto de todos los elementos que necesitamos para alcanzarla.
Toda batalla a la que nos enfrentamos en la vida es mas que todo una guerra espiritual, por lo que las herramientas que él nos ha dado son sobrenaturales, armas de gran capacidad para salir victoriosos siempre, “porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef.6:12).
El cinto de la verdad.
La coraza de justicia.
El calzado del evangelio de la paz.
El escudo de la fe.
El casco de la salvación.
La espada del Espíritu.
¡Son todos elementos útiles que debemos conocer y manejar, y los cuales podemos aprovechar a nuestro favor, “para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Ef.6:13-17), “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (II Cor.10:4).
Si han de ganarse siempre, las victorias han de pelearse por la fe, porque son de naturaleza espiritual, influyendo desde lo invisible para desatar bendición hacia el mundo visible. “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (I Jn.5:4), “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica” (Ef.6:18).
Ariel Romero López
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