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HÉROES DE LA FE

Necesitamos campeones renovados que protagonicen la escena de la lucha espiritual actual, referentes que como los antiguos “por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas” (Heb.11:33).


Dios quiere enseñarnos a ser los nuevos “héroes de la fe”, quienes a la manera de los que quedaron registrados en Hebreos 11, tomamos nuestro sitio en esta generación, y así representamos bien a Dios, "varón de guerra" (Ex.15.3).

De ellos se dijo que también “por fe... taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batalla, pusieron en fuga ejércitos enemigos” (Heb.11:33).

¡Vaya proezas!


A la altura de la lista

¿Será posible que nosotros podamos llegar a aparecer como continuación en la lista de Hebreos 11?

Los hombres que allí se mencionan son de una talla insuperable, por cierto:

  • Abel…

  • Enoc…

  • Noé…

  • Abraham…

  • Sara…

  • Jacob…

  • José…

  • Moisés..

  • Rahab…

Sin embargo, también ciertamente, el sentido del capítulo es poner sobre nosotros la responsabilidad de continuar la lista de los héroes, actuando por la fe.

“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros” (Heb.11:39,40).

“Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” ( Cro.10:11).


Por encima de la circunstancias

La fe que se pide aquí es vivir por encima de las situaciones naturales que nos pueden llegar a suceder, peleando por el propósito divino para nuestra vida, “porque por fe andamos, no por vista” (II Cor.5:7).

Nuestra fe honra a Dios, no la duda. Hebreos 11:6 dice que “sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.

“Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra” (St.1:6).


Logrando actos heróicos

La Biblia dice: “En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos” (Sal.60:12). Pero… ¿cómo podemos lograr llegar a convertirnos en verdaderos adalides de la fe?

Lograr hazañas gloriosas en la carrera cristiana se puede lograr únicamente manteniendo viva la revelación de Dios en nosotros, como Moisés, quien “por la fe… se sostuvo como viendo al Invisible” (Heb.11:27). Él dijo: “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” (Is.45:22).

¡Hay qué pensar siempre en Dios! Hay qué meditar siempre en sus atributos:

  1. Enfoca la bondad de Dios. Nunca dudes que Dios es bueno, y de él proviene todo nuestro bien. “Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios” (Sal.25:10).

  2. Enfoca la grandeza de Dios. Hay qué enfocar a Dios como el rey omnipotente del universo. Así los “gigantes” que se levanten contra nosotros siempre parecerán “enanos” insignificantes delante del Todopoderoso que nos defiende y nos guarda.

  3. Enfoca el gobierno de Dios. No es que las cosas “te estén pasando sin control”, o que estés “a merced” de la suerte, aunque el enemigo quiere que así tú lo creas. Dios siempre tiene el control, y él da la última palabra.

  4. Enfoca la inmutabilidad de Dios. El Señor siempre permanecerá inconmovible. Por más que estemos en medio de una “noche oscura”, nunca ha cambiado su amor, su gracia y su apoyo hacia tu vida. El enemigo puede tratar de “disponer ciertas circunstancias” para que tú dudes del carácter de Dios, y para que no le creas. Dios es un “padre predecible” y no ha cambiado su pacto hacia ti, ni la obra perfecta de Cristo a tu favor; tampoco ha alterado tu estatus ejecutivo ni tu posición espiritual. Las cosas incambiables y eternas que el Señor estableció todavía están allí para ti, igual que siempre.

  5. Enfoca la honestidad de Dios. Nuestro Dios es fiable y no nos miente, porque esa no es su naturaleza. Aquel que “no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta“ (Nm.23:19), “nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina” (II Pe.1.4), y “todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios” (II Cor.1:20).

En base a estos hechos podemos vivir victoriosos, conquistando por la fe todas nuestras victorias.


El enemigo de tu fe

Para vivir como “valientes paladines” espirituales, siempre hay qué estar alertas contra Satanás y sus demonios.

Su ataque no es precisamente contra nuestra posición espiritual, porque en realidad no puede lograr nada contra ella; su ataque, entonces, es contra nuestra confianza. Por ejemplo, muchas veces el diablo te hizo sentir condenado y alejado de Dios… y allí, cuando te olvidaste de tu posición, fue cuando difícilmente aceptaste el perdón del Padre, y volviste a pensar que solo merecías su castigo.Así mismo, muchas de las condiciones negativas que te sobrevinieron, no fue “porque te debían pasar”, o “porque te podían pasar”, ¡y mucho menos porque “tenían derecho” de sucederte! En realidad, muchas se agravaron y permanecieron sobre ti porque tú las creíste y porque las esperaste “con temor”, porque te dejaste llevar por la duda.

“Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” (Mt.14:31).


Defendamos nuestra confianza

Según la Epístola a los Hebreos, somos llamados a ser esos “cristianos insignes” del reino de los cielos, ya que nuestra encomienda es seguir:

  • Conquistando reinos.

  • Alcanzando promesas.

  • Sacando fuerzas de debilidad.

  • Hacernos fuertes en batalla.

  • Etc.

(Heb.11:33,34,39,40).

Tú reto es creer en lo estable, lo eterno, lo ya hecho y obtenido por Cristo en la cruz, no en lo cambiante, tangible y visible.Nunca olvides quien eres en Cristo, y nunca dejes tu lugar.

“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón. porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (Heb.10:35-39).


Por

ARIEL ROMERO LÓPEZ

Pastor General - Ministerio Vino y Aceite Internacional 

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© Ariel Romero Lopez

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