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EMPODERAMIENTO

DOTADOS POR DIOS Y FACULTANDO A OTROS

“Ve con esta tu fuerza. ¿No te envío yo? Entonces Gedeón tomó diez hombres” (Jue.6:14,27).


¿De cuáles cosas nos ha dotado Dios para realizar nuestra función plena en la vida? ¿Cuál es la mayor altura a la que podemos aspirar dentro del cumplimiento del plan de Dios para nosotros?

Hay cuatro dimensiones progresivas de poder en las cuáles necesitamos aprender a fluir, si hemos de llegar a la plenitud del fruto abundante que podemos dar para Dios en el lapso de nuestras vidas.

La primera tiene qué ver con lo que Dios nos dotó como sus criaturas, pasando luego por la autoridad que nos dio como miembros de su familia; después está la del cumplimiento de nuestra tarea con la que hemos nacido, y finalmente la relativa a las facultades con que somos dotados dentro del Cuerpo de Cristo para funcionar en equipo, basados en que “mejores son dos que uno, porque tienen mejor paga de su trabajo”(Ecl.4:9).

Este tema cobra importancia ahora, por razón de que:

  • Muchas personas se han sentido atraídas a ser empoderadas por motivos puramente humanistas, descentrados de Dios, y lejos de su correcta interpretación integral.

  • El verbo “empoderar” se ha venido usando para diversos usos que no corresponden a su definición real, por ejemplo, realizar proyectos terrenales y no celestiales, o egoístas y no corporativos.

  • El concepto se ha usado solo para “sentirse empoderado”, pero sin reparar en llenar los requisitos morales y espirituales para usar bien ese poder.

  • La idea de empoderamiento se ha quedado solo en “quedar empoderado” para uno mismo, sin llegar a la dimensión de “compartir ese poder” para bendecir a otros.

Usado cabalmente, el tema del empoderamiento va a bendecirnos mucho, aplicándolo tanto en nuestras vidas personales y carácter cristiano, como también aclarando nuestra “misión de vida”, y aún dando sentido al desarrollo de nuestros dones, ya sea en la iglesia local o más allá.

Las 4 Dimensiones Progresivas del Empoderamiento son:

I. Empoderados por Dios para la vida.

II: Empoderados como hijos de Dios.

III. Empoderados por Dios para Sus planes.

IV. Empoderando a otros para Dios.



I. EMPODERADOS POR DIOS PARA LA VIDA


La primera dimensión del empoderamiento es la que se refiere a una habilitación que recibimos directamente de Dios.

Cabe mencionar que nuestro Dios sí supo empoderarnos como su máxima creación, como lo demostró desde el principio con Adán… pero sucede que nosotros no hemos funcionado en la plenitud de su empoderamiento; en otras palabras, estando ya en la dimensión del permiso divino para desarrollarnos más, aun no estamos moviéndonos en una implementación explosiva de esa capacidad para maximizar los recursos poderosos de los que nos dotó.

Por tanto, para poder “echar mano” de lo que tenemos a nuestra disposición (tiempo, recursos, talentos, esfuerzo, mente, actitud, voluntad, etc.), estudiémoslos más a fondo, conforme a la Biblia.


EMPODERAMIENTO HUMANO DESDE LA CREACIÓN

Dios Padre dotó al hombre de una tremenda facultad para gobernar sobre los elementos de la tierra. Dice en Génesis 1:26-28 que “dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.

Este empoderamiento elemental opera en todo ser humano, por el simple hecho de nacer en esta raza, creada a semejanza de Dios. Dice Salmos 8:1: “¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; de la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo”.

Ahora bien, también es cierto que este gobierno del hombre se corrompió y se limitó por el pecado, como lo dice en Génesis 3:17-19, donde se explica que Dios “al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”.

Ahora, bien, el poderío con que Dios facultó al ser humano se limita a su manejo dentro de la tierra, como su entorno de existencia. Dicen en Salmos 115:16 y Abdías 1:4 que: “Los cielos son los cielos de Jehová; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres”; y “si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová”.

Aún así, Dios respeta y respalda el poder que una vez confió al hombre, su creación suprema, para seguir usando los recursos del mundo que le sean útiles para su sustento y progreso, así como para el beneficio de su generación, en especial dentro del desarrollo de Sus buenos los propósitos para la humanidad, que Él ama tanto. Dice Salmos 8:3-8: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar”.

Si bien, aunque este dominio es básico y natural, es necesario tomarlo en cuenta primero, y a partir de aquí, porque sigue disponible para todos los hombres. Pero la mayoría de la gente no conoce todo la capacidad que le ha sido confiada por Dios… ¡y a veces ni siquiera los hijos de Dios!

Y si los que aún no caminan con Dios, sin ser creyentes, usan este derecho, ¡cuánto mas deberían aprovecharlo y explotarlo los que han abrazado el Evangelio! En realidad es más fácil su acceso para los creyentes, por razón de estar en Cristo. Mateo 6:33 dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Dice Lucas 16:8 que “los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz”. También dice en I Corintios 1:24 que “para los llamados, así judíos como griegos, Cristo (es) poder de Dios, y sabiduría de Dios”.



II. EMPODERADOS COMO HIJOS DE DIOS


Este tipo de poder facultativo se da en el creyente desde el momento de su nuevo nacimiento, y es una autoridad espiritual otorgada para ganar sus batallas personales y conquistar sus obstáculos desde el mundo espiritual, así como para llevar a cabo su tarea de ayudar en extender el reino de Dios en su generación. Juan 1:11 dice que: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”. Romanos 8:17 dice también: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo”.

Todo creyente tiene a su favor una tremenda fuente de vida de la cual puede echar mano. Veamos cuáles y cómo son esos recursos:

El creyente ha sido fuertemente facultado en base a los siguientes hechos:

  1. Por su posición espiritual. Efesios 2:7,8 dice: “Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”.

  2. Por la habitación de la persona del Espíritu Santo morando en él. Dice Efesios 1:13,14,19,20: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria… y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales”.

  3. Por su ciudadanía celestial. Dice Lucas 10:20: “Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”. Dice también Filipenses 3:20: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo”.

  4. Por nuestra asociación con la familia de Dios. Dice luego Hebreos 12:22-24: “Que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel”.

  5. Por su identidad como salvo. Dice I Timoteo 6:12: “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos”.

  6. Por el respaldo de las fieles promesas de Dios. Dice II Pedro 1:3: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”.

  7. Por el nuevo pacto del cual es parte. Dice Hebreos 8:6: “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas”.

Con tanta atribución sobrenatural consolidada sobre sí, el creyente se encuentra facultado para funciones especiales efectivas dentro del Reino de Dios, por ejemplo:

  • Para funcionar en la vida con confianza. Dice Filipenses 1:27,28: “Estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios”.  Dice II Timoteo 1:7: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.

  • Para desarrollar sus habilidades al máximo, bendiciendo multitudes. Dice I Timoteo 1:18: “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia”. Dice II Timoteo 1:6: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos”. Dice I Pedro 4:10: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”.

  • Para proclamar el mensaje de salvación con señales y milagros. Dice II Timoteo 4:5: “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio”. Dice Marcos 16:15,16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.

  • Para orar por todos los necesitados, causando resultados sobrenaturales. Dice Marcos 10:18: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. Dice Marcos 16:17,18: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”.

  • Para vencer nuestros impedimentos, tropiezos y tropiezos. Recuerda que cuando tú usas el poder de Dios ganar cualquier batalla personal o cuando ayudas a alguien a superar cualquier obstáculo, tú traes gloria al Señor, das testimonio de Su poder y fidelidad, y así otros pueden clamar a Dios y decidir seguirlo. Jesús prometió en Hechos 1:8: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos”. “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (Col.3:17).

Date cuenta de cuán dotado estás espiritualmente, y sé sincero acerca de cuántos resultados estás rindiendo para Dios con lo que ha puesto en tus manos. "Todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá" (Lc.12:48).



III. EMPODERADOS POR DIOS PARA SUS PLANES


LA EXIGENCIA DE LA FIDELIDAD

Ahora bien, ser empoderados por Dios acarrea una gran responsabilidad, por lo que es esencial que cada uno de los servidores de Cristo “sea hallado fiel” en la administración de los recursos a su alcance (I Cor.4:1,2).

La Biblia nos habla de Gedeón, de quien se nos dice que “mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?” (Jue.6:14).

Él debía cumplir fielmente esa encomienda.

La fidelidad a Dios para “llenar” las medida de Sus propósitos se define en cuatro aspectos mínimos:

  1. ASIGNACIÓN. Debemos sujetarnos a la asignación que Dios nos ha dado, porque Dios solo respalda Sus planes. 

  2. DIRECCIÓN. Debes dejarte dirigir por Dios, no hacer tu voluntad con la autoridad que Dios te ha dado.

  3. SUMISIÓN. Debes moverte en el tiempo de Dios, no en el tuyo.

  4. PROMOCIÓN: Nunca te pongas en un lugar por ti mismo; deja que Dios te ponga.

Todas las personas que queremos ejercer un ministerio debemos estar seguros de que estamos en el centro de la voluntad de Dios, y esto en un doble plano:

  • En su voluntad general, respecto de los requisitos que pide de todos sus siervos, universalmente.

  • En su voluntad particular, realizando la tarea que él nos haya encomendado individualmente.


LA ENCOMIENDA QUE NOS AUTORIZA

Solo estás autorizado a operar donde Dios te puso, y para todo lo demás no estás empoderado realmente. En el caso de Gedeón, su encomienda le autorizaba para dirigir, y se convirtió en un gran juez de Israel, comisionado con la tarea de librar a su pueblo de sus enemigos.

Mira lo que dice la Biblia acerca de otros casos donde queda claro que solo los “encomendados” son “empoderados”:

  • Del caso de Ciro, se dice en Isaías 45:1-3: “Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre”.

  • Del caso de Hananías, se dice en Jeremías 28:15-17: “Entonces dijo el profeta Jeremías al profeta Hananías: Ahora oye, Hananías: Jehová no te envió, y tú has hecho confiar en mentira a este pueblo. Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo te quito de sobre la faz de la tierra; morirás en este año, porque hablaste rebelión contra Jehová. Y en el mismo año murió Hananías, en el mes séptimo”.

Ya desde la antigüedad Dios había advertido a su pueblo acerca de los que se “mandan solos”, y que por tanto nunca fueron empoderados por Él. En Deuteronomio 18:22 dice: “Si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él”.

Uno de mis versículos preferidos de la Biblia, el cual me brinda temor y confianza a la vez, es Isaías 48:15, que dice: “Yo, yo hablé, y le llamé y le traje; por tanto, será prosperado su camino”.

Recuerda: Tu ministerio no funciona cuando Dios va detrás de ti, como tu seguidor. Tu ministerio solo funciona cuando Él va delante de ti, como tu guía y Señor.



IV. EMPODERANDO A OTROS PARA DIOS


Volviendo al caso de Gedeón, se nos dice en la Biblia que cuando se le envió, “entonces Gedeón tomó diez hombres” (Jue.6:14,27). ¿Y por qué hizo él esto? Porque él entendió que no podría solo. Y esto nos lleva a aprender a empoderar a otros.

Ahora bien, todos los hijos de Dios a su vez debemos ser productivos y engendrar “hijos espirituales”; pero no solo eso, sino también estar dispuestos a llevarlos hasta la madurez, hasta esa etapa en la cual ellos a su vez lleven mucho fruto para Dios.

Todos los que alguna vez fuimos liderados por otros “hermanos mayores” en la fe debemos llegar al momento de convertirnos en líderes también, que en su momento empoderen a otros para el cumplimiento de Su asignación otorgada de Dios.

Sin embargo, aún sabiendo esto, se observa en la práctica que hay mucha resistencia hacia las transiciones y hacia los momentos en los que hay que “soltar ministerio” facultando a otros para la obra del Señor.

Como quiera, siempre permanecerá el principio bíblico de que una generación está supuesta a “soltar” a la siguiente, para que se vaya cumpliendo el plan de Dios y se logren los objetivos del Reino.

Ahora bien, con el fin de llegar a esta etapa, siempre es importante cuidar los siguientes preceptos bíblicos.

5 Razones Para Empoderar:

  1. Todos los que una vez fueron empoderados para la obra de Dios deben llegar al momento de empoderar también a otros.

  2. El hecho de que tú debas entregar “más y más” del trabajo que el Señor te ha entregado no es una señal de debilitamiento o empobrecimiento, sino de que has logrado tanto que ahora necesitas más manos para administrar bien lo logrado. Lucas 5:6,7 dice: “Encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían”.

  3. Puede ser tan nocivo empoderar a las personas “antes de tiempo”, como también bloquear su crecimiento por no dejarles tomar su lugar. I Timoteo 3:10 y 5:22 aconseja: “Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles. No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro”.

  4. Todos los que estamos funcionando hoy ya no estaremos mañana, y por esto debemos ocuparnos en preparar a otros para sustituirnos en la obra del Señor. II Timoteo 2:2 dice: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”.

  5. El éxito de un ministro no consiste en llegar a ser tan imprescindible por hacer todo bien, sino en que llegue a ser tan prescindible que todas las cosas se hagan bien sin él, sea porque no está presente, y aún cuando llegue a desaparecer.

Mire la transición entre Pablo y Timoteo, cuando le dice: “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano” (II Tim.4:5,6).


EMPODERANDO CONFORME AL DISEÑO DIVINO

Ahora bien, ¿cuál sería la manera más correcta y segura de llevar a cabo el empoderamiento? ¿Cómo se logra realizar esta obra con éxito?  Todos los ministros y líderes con “facultad de facultar” podemos seguir el siguiente proceso probado, poniendo atención a cada una de sus partes como esenciales.

Empoderamiento en 7 Pasos:

  1. METAS. Darles las metas claras.

  2. FORMACIÓN. Darles la formación necesaria.

  3. ESTRUCTURA. Darles la estructura funcional.

  4. AUTORIDAD. Darles la autoridad y el margen de acción.

  5. LIBERTAD. Darles la libertad, de probar y de errar.

  6. SUPERVISIÓN. Darles supervisión, sin abandonar.

  7. CELEBRACIÓN. Darles celebración, gozando genuinamente sus triunfos.

Algo así fue lo que hizo Cristo cuando envió a sus doce, proveyéndoles el entorno necesario para destacar. Según Mateo 10:1,5 “llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis”.

Revisa: ¿En cuál de estos elementos podrías ser considerado hábil para proveerlo? ¿En cuáles de esos elementos te ha faltado aprender y adquirir nociones, o tomar acción?


PROPICIANDO EL EMPODERAMIENTO

Algo debe quedar claro para todos los que han recibido algún ministerio, o se les ha concedido alguna autoridad: Que es nuestra responsabilidad no solo “soltar” a las personas, sino “propiciar” un ambiente natural de constante desenvolvimiento ministerial.

Podemos comenzar por adoptar la mentalidad correcta para esto, que se puede resumir en varios hechos.

5 Hechos Para Empoderar:

  1. Tú fuiste llamado a edificar el reino de Dios, no el tuyo propio, porque tu satisfacción es producir nuevos vasos útiles para Jesús. Romanos 7:4 dice “que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios”.

  2. Tú no puedes quitarle los dones a nadie, porque tú no se los diste. II Corintios 12:6,7 dice: “Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”.

  3. Aunque no te agrade personalmente a quien Dios llama, aun así es Dios quien escoge, no tú. I Samuel 16:7 dice: “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”. Pablo dijo en II Corintios 10:10,11: “Porque a la verdad, dicen, las cartas son duras y fuertes; mas la presencia corporal débil, y la palabra menospreciable. Esto tenga en cuenta tal persona, que así como somos en la palabra por cartas, estando ausentes, lo seremos también en hechos, estando presentes”.

  4. Cuando tú detienes los dones de las personas estás en realidad peleando contra Dios. Hechos 5:39 dice que si una obra “es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios”.

  5. Cuando tú detienes los dones que Dios le dio a las personas, estás impidiendo el provecho del cuerpo de Cristo, y Dios no se agradará de ello. II Corintios 12:7 dice: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”. Por otra parte, cuando tú “desatas” o “desamarras” los dones dados por Dios a las personas (siempre bajo tu consejo y oración), liberas “el provecho” de Dios para Su Iglesia, ¡y Dios se agradará de ello!

¡Dios nos libre de caer en un espíritu de Faraón, quien no obedeció el mandato que decía “deja ir a mi pueblo, para que me sirva; y he aquí que hasta ahora no has querido oír”, quedando expuesto a sufrir acciones punitivas obradas por la mano de Dios (Ex.7:16).


QUÉ ES EMPODERAR

Un paso más a fondo para facultar a los demás exitosamente es siempre regresar (y revisar) a la definición original, para no perder nunca el rumbo.

“Recalculemos” constantemente si estamos logrando la meta bíblica.

Dios cree en el empoderar, aunque a veces somos nosotros los que no creemos en el valor de esto, o bien, no estamos dispuestos a tanto.

Desde el capítulo 1 de la Biblia el Señor empoderó al hombre para gobernar, sin nada de experiencia y con todo el riesgo de errores, ¡pero aún así prefirió hacerlo!, como dice Génesis 1:27,28, que “creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó… y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread”.

Empoderar es, en esencia, “dar poder”. Empoderar es traspasar mando. Hay varios símbolos del “traspaso de autoridad” de una persona hacia otra, por ejemplo:

  • Una antorcha.

  • Un bastón de mando.

  • Un escudo.

  • Un águila.

  • Pero en especial, una espada, como la que entregaba un rey a un representante importante sobre una región de su reino para gobernarla, con una insignia que le intitulaba como encargado de la misma.

Como ejemplos seculares que nos ayuden a entender el empoderamiento tenemos a:

  1. Una tropa. Una cuadrilla militar, antes de pasar al “apoderamiento” de una zona ó sección, le es necesario que su capitán posea el “empoderamiento” de su superior, ya que sin este es imposible tomar decisiones determinantes para las batallas que debe realizar. Debe tener mando, porque no puede estar consultando arriba para cada detalle, sino mas bien seguir instrucciones, y dar reporte de sus actividades.

  2. Un barco. Cuando tu capitaneas un barco, tú diriges algo que también es de la gente, de los tripulantes, de los marineros y de los viajeros. Sí, tú lo diriges, pero también es su barco, no únicamente tuyo. En esencia, no les pertenece a ninguno de ustedes en particular, así que una vez “navegando en el mar” es tanto tuyo como también suyo, y con un buen funcionamiento va a beneficiaros a todos juntos por igual.

  3. Un caballero. En tiempos antiguos, un caballero o príncipe a cargo de una región dada recibía en una ceremonia una espada con inscripciones propias que le facultaban para quedar a cargo del cuidado de la misma y de sus habitantes, siempre a nombre del rey de quien se recibía ese poder.

  4. Un centurión. Un centurión romano recibía facultades amplias y suficientes para dirigir a favor del imperio todo el control militar y las operaciones necesarias que su cargo requería. Este fue el caso en la Biblia de un centurión que entendió lo que era la autoridad conferida, y llegó a expresar a Jesús: “También yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace” (Mt.8:8,9).


“DELEGAR” Ó “EMPODERAR”

Para entender mejor lo que es empoderar nos es útil compararlo con lo que es delegar, porque hay una importante diferencia entre ambos conceptos.

Empoderar no es lo mismo que delegar.

  • Delegar tiene qué ver con encargar tareas, pero empoderar tiene qué ver con permitir dirigir.

  • Delegar es algo que muchos líderes ya han venido haciendo; pero empoderar es una dimensión más alta que debemos aprender para desatar el potencial de los nuestros.

  • Delegar es como lo que se dijo en Hechos 6:3: “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo”. Por otra parte, empoderar es lo que hizo Pablo con Tito, en el 1:5 de su carta: “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”.

  • En el delegar el líder todavía retiene el poder de decidir en todos los asuntos; pero al empoderar a otro cedemos potestad de decisión al otro.

Como ejemplo tenemos a Pablo empoderando a Timoteo, cuando le dijo: “Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina” (I Tim.1:3).

Iglesia. Vayamos más allá hacia el empoderamiento.

Líder: No solo produzcas servidores, sino ministros.



EN CONCLUSIVA...


LÍDERES JÓVENES EMERGENTES

Los elementos nuevos, como Timoteo, aunque inexpertos, aún así deben ser respetados y apoyados. Esta fue la recomendación de Pablo, conforme iba abriendo camino para Timoteo, su hijo espiritual. En I Corintios 16:9-11 él dice: “Pero estaré en Éfeso hasta Pentecostés; porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios. Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace la obra del Señor así como yo. Por tanto, nadie le tenga en poco, sino encaminadle en paz, para que venga a mí, porque le espero con los hermanos”.

Con todo, aquí cabe una exigencia a los novatos: Que por su parte a todo discípulo se le exige “dar el ancho”, llenando la talla de las expectativas de Dios y de sus maestros. Respecto del propio Timoteo el apóstol también encargó que “nadie tenga en poco tu juventud”, pero también fue claro en recordarle “sé ejemplo de los creyentes” (I Tim.4:12). 

Entonces son dos partes: La iglesia hace la suya en abrirles lugar, pero también nuestros líderes jóvenes (como Timoteo) hacen la suya cumpliendo como un ministro emergente queriendo desarrollar para Dios.


OPERANDO EN EMPODERAMIENTO

Ministro: El hecho de que empoderes a  otros no significa en ninguna manera que tu hayas venido a ser obsoleto.

Recuerda que, como el Centurión Romano, aún puedes decir “yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados” (Mt.8:9). Así que seguimos ejerciendo autoridad sobre otros, mientras aún seguimos funcionando como útiles soldados del Reino, con un cúmulo de experiencias que nos respaldan y nos hacen sabios.

Por tanto, tú que operas bajo cobertura, ¡comparte de esa cobertura!, pues Jesús dijo: “El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo” (Lc.3:11).

La túnica es un cobijo, una cubierta contra el frío y la lluvia. Es un símbolo de la cobertura. ¡Entonces comparte ese cobijo! ¡Comparte la cobertura!

Decide hoy si “empoderas” o “ empiedras” a otros; pero no se puede hacer ambas cosas al mismo tiempo.


PALABRA PARA EL MINISTERIO VINO Y ACEITE INTERNACIONAL

EMPODERAMIENTO es la palabra del año para nosotros en el 2025. Tiene qué ver con nuestro papel actual en el propósito eterno de Dios, actuando como autorizados por él, pero inspirando y lanzando a los demás en el proceso de “abandonarse” también a la misión de Cristo.

Amados miembros de la gran familia Vino y Aceite: Hemos estado esperando esta señal, de cuándo deberíamos hacer más de esto, con Su anuencia, con Su permiso… ¡y la palabra del Señor se trata de que es hoy! Esperábamos el tiempo de Dios, porque no debíamos “poner las manos con ligereza” a ninguno, pero el banderazo de salida ya llegó.

Antes la orden era, más que nada: “Pastor, lidera”; ahora la orden es, más que todo: “¡Pastor, empodera!”

Recuerda que en Vino y Aceite tenemos una Cultura E4, que se resumen en los verbos, “evangelizando, edificando, equipando, y enviando”, que debemos estar haciendo todo el tiempo.

Creo que la última parte de esa Cultura, la que se refiere a “enviar”, es la que estamos entendiendo ahora mejor que nunca, que es la parte que nuestro Rey quiere que enfoquemos más, en el “enviar”, ¡pero comenzar a enviar con autoridad, como lo hizo Jesús!

En todo ministerio apostólico esa es la acción característica, porque “apostolar” significa precisamente “enviar”.

En Vino y Aceite vamos muy bien, pero estaremos mejor porque nunca hemos soltado tanto como lo vamos a hacer. Esta es la hora de hacerlo. Recuerda que nosotros hacemos discípulos con una mentalidad ministerial.

Dios le dijo a Gedeón: “Ve con esta tu fuerza. ¿No te envió yo?” Y Gedeón fue luego y “tomó diez hombres” (Jue.6:14,27).

Esto se trata de vivir y servir por la gracia que él da, pero también de potenciar a otros para extender Su obra e impartir de Su Presencia…

¡porque no estamos construyendo nuestro reino, sino el Suyo!

2025 ES EMPODERAMIENTO…

¡caminando como dotados por Dios, y aprendiendo a facultar a los nuestros!


Autor:

ARIEL ROMERO LÓPEZ

Pastor General - Ministerio Vino y Aceite Internacional

(c) 2025

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45 CITAS BÍBLICAS SOBRE EL “EMPODERAMIENTO”

(Para un mayor estudio del tema):

Gen.1:26-28

Gen.3:17-19

Dt.18:22

Jue.6:14,27

I Sam.16:7

Sal.8:1-8

Sal.115:16

Ecl.4:9

Is.45:1-3

Is.48:15

Jer.28:15-17

Abd.1:4

Mt.6:33

Mt.8:8,9

Mt.10:1,5,18

Mr.10:18

Lc.3:11

Lc.5:6,7

Lc.10:20

Lc.16:8

Jn.1:11

Hch.5:39

Hch.6:1-6

Rom.8:11,17

I Cor.1:24

II Cor.12:6,7

I Cor.16:9-11

Ef.1:13,14,19,20

Ef.2:7,8

Fil.1:28

Fil.3:20

Heb.8:6

Heb.12:22-24

I Tim.1:3,18

I Tim.3:10

I Tim.4:12

I Tim.5:22

I Tim.6:12

II Tim.1:6,7

II Tim.2:2

II Tim.4:5,6

Tit.1:5

I Pe.4:10

II Pe.1:3

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