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BIENAVENTURADOS: LO QUE SOMOS

A menudo dejamos de alcanzar nuestras mejores victorias por no enfocar ni apreciar nuestra condición real ante los ojos de Dios. Al interpretar las circunstancias de la vida según la manera puramente humana dejamos de obtener lo mejor de la vida.

Por ejemplo, los discípulos de Jesús hallados en medio de una tormenta, ¡aún teniendo al propio Maestro a bordo!, en cierto momento no miraban lo asegurados que estaban, ni percibieron el gran recurso y la oportunidad que tenían a la mano. “Sálvamos, que perecemos”, dijeron, a lo que el Señor respondió: “Hombres de poca fe”.

Nuestra perspectiva y tu postura determinan el resultado final que queda después de cada episodio de la vida.

La Biblia promete: “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion” (Sal.84:5-7).


LAS BIENAVENTURANZAS DE JESÚS

Jesús emitió varias bienaventuranzas hacia sus seguidores, invitando a todos a participar y unirse al derroche de sus bendiciones por medio de ver las constantes ventajas que tenemos en todo tiempo si estamos con él. Estas han traído grande paz y consuelo a muchas generaciones, y constituyen un sumario espiritual de enseñanza cristiana práctica, pues muestran el carácter propio del reino de los cielos.


CLASIFICACIÓN DE LAS BIENAVENTURANZAS

Las bienaventuranzas más conocidas son 8, según se hallan en el evangelio de San Mateo, capítulo 5, versículos del 1 al 12; y pueden ser clasificadas así:

1. En relación con Dios. Son requisitos para entrar al reino.

  • “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (v.3).

  • “Bienaventurado los que tiene hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (v.6).

  • “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (v.8).

2. En relación con el prójimo. Son requisitos para ser representante del reino de Dios.

  • “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (v.5).

  • “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (v.7).

  • “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos De Dios” (v.9).

3. En relación con las circunstancias. Son requisitos para ver manifestado el reino.

  • “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” (v.4).

  • “Bienaventurados los que padecen persecución, porque de ellos es el reino de los cielos” (v.10,11).


¿QUÉ SIGNIFICA “BIENAVENTURADO”?

La palabra “bienaventurados” ha sido traducida como “felices,” “dichosos,” y también “afortunados”. Contiene la idea de estar en una condición envidiable de bendición, o de ser envidiablemente feliz. Es un apelativo que implica el bien del Señor sobre las personas que se apegan a él.

Otras versiones de la Biblia traducen “bienaventurado” como “bendecido” o “bendito”, siempre con la idea de ser deseable. Significa “dichoso” y “muy afortunado”.

Dentro del Sermón del Monte, “bienaventurado” es lo contrario a la terrible advertencia del “ay de vosotros” que se dijo más adelante respecto a los que obran mal, cosa que deja claro que, ante Dios, se marca una diferencia entre estos y los que, por otra parte, obran bien: A los unos les irá mal, y a los otros les irá bien. De allí lo de “bien-aventurados”, es decir, “que tendrán buena ventura”, que “les irá bien”.


UNA BENDICIÓN ESPIRITUAL

El estado del bienaventurado es el del hombre espiritualmente próspero, que posee gozo en la vida y plena satisfacción interior producidos tanto por la salvación del alma como por el favor de Dios en general, esto por encima de las circunstancias externas.

La bendición encerrada en las bienaventuranzas es primordialmente espiritual, porque “bienaventurado” significa “próspero” primeramente en este sentido, el estado en el que el hijo de Dios nacido de nuevo goza de esperanza real en su relación con Dios. Sin embargo, según el énfasis que les da Lucas al mencionarlas en su Evangelio, vemos, por otra parte, que también este favor se extiende hacia nuestra victoria sobre las condiciones terrenales, y toman un énfasis más inmediato que solo el eterno (Lc.6:20-26). Es una condición producida al verse favorecido por Dios en dos dimensiones: (a) al experimentar una clara revelación de su gracia en lo espiritual, y (b) al experimentar una manisfestación de su favor en lo temporal.

CONTRADICTORIA BENDICIÓN

A primera vista, las bienaventuranzas son controversiales, pues son una contradicción al pensamiento carnal, un reto fuerte al concepto humano de la felicidad. Jesús muestra en esta enseñanza que la verdadera dicha puede ser encontrada si miramos la vida desde el punto de vista de Dios, lo cual es, a menudo, exactamente lo opuesto al punto de vista del hombre.

¿Cómo puede un hombre ser feliz en estas condiciones?

¿Cómo puedo ser feliz cuando soy pobre en espíritu e incapaz?

¿Cómo puedo ser feliz si actualmente sufro y lloro?

¿Cómo puedo ser feliz si soy manso y no pago mal por mal?

¿Cómo puedo ser feliz si mi mayor meta es vivir rectamente, aunque por ello no me salga con la mía?

¿Cómo puedo ser feliz cuando tengo misericordia y perdono a otros por el mal recibido?

¿Cómo puedo ser feliz cuando limpio mi corazón de malos deseos y no admito deshonestidad?

¿Cómo puedo ser feliz cuando pongo paz entre los demás, aunque no me vea favorecido personalmente por ello?

¿Cómo podría ser feliz mientras padezco persecución, vituperios y calumnias, o cuando soy criticado?

Sufrimiento… lloro… pobreza… ofensas… vituperios… abnegación… perdonar de mi ofensor… ¿qué tiene qué ver todo esto con la felicidad?, podríamos llegar a pensar. Según el pensamiento humano, estas condiciones de desventaja me desvían del camino hacia la dicha.

Sin embargo, en lo espiritual, me habilitan y me colocan en una posición de empezar a recibir más bendición, porque me ponen en una posición de recibir, y me hacen el perfecto candidato para experimentar a Dios.

Claro que al no tener estas “inconveniencias” gozaríamos de un bien temporal y terrenal, lo cual tampoco es malo, pero sin embargo al atravesar por esos “valles y baches” de la vida podemos conocer el profundo gozo interior que viene de parte de Dios.

Las vicisitudes en realidad esconden tesoros, porque son oportunidades para crecer, para madurar, para conocer a Dios y a uno mismo, para ver milagros suceder, para comprobar lo que es bueno y lo que es mejor… para desarrollar una fe mucho mas fuerte. Según Dios, cuando en la vida tengo alguna adversidad, y aún allí actúo como él me pide, estoy en la máxima oportunidad de ver su mano, de sentir su presencia, y de desarrollar mi ser interior. En la adversidad soy bendecido porque puedo revalorar mi vida y obtener inmensa sabiduría.


DE REGRESO AL VERDADERO DISCIPULADO

Las bienaventuranzas son condiciones requeridas para conocer la verdadera felicidad. Es un intercambio del “goce” por el gozo, de lo temporal por lo eternal, de lo físico por lo espiritual, de lo terrenal por lo celestial.

En cierta manera, no puede ser Dios completamente glorificado en mí, mientras mi gloria personal todavía está viva. No es sino hasta que soy quebrantado “según el hombre” que soy bendito “según Dios”. No es que lo procure, pero debo de estar dispuesto a dejar de exigir para ceder, a perder para ganar, y a sufrir para gozar verdaderamente.

La declaración de las bienaventuranzas, le niega el derecho de acción a los deseos egoístas del yo carnal, y propicia el “crucificar” la carne, ¡y esto es bueno y necesario para hallar la verdadera libertad. Al dejar de buscar primeramente mi seguridad y mi comodidad con el fin de buscar el reino de Dios entonces llego a conocerle verdaderamente, y luego de él emanará mi completo gozo.

“Pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo, Y ciertamente aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte” (Fil.3:710).

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lc.9:23). “Las aves de los cielos tiene nidos, y las zorras tiene sus guaridas; pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza” (Mt.8:20). “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí, y lo que ahora vivo en la carne lo vivo en la fe del hijo de Dios” (Gal.2:20). “Por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gal.6:14).

RECIBIMIENTO DE LAS BIENAVENTURANZAS

Jesús nos está cambiando el enfoque, y nos está enseñando a ver la vida de manera diferente. El pasaje de las bienaventuranzas nos enseña el principio de perder para ganar, el hecho de que a veces tenemos debemos soltar algo para obtener algo mejor.

Jesús no dijo que estas circunstancias eran deseables, pero nos explicó cuáles cosas podemos obtener por medio de ellas. En dos de las bienaventuranzas dadas por el Señor, la felicidad se promete en términos de que la persona recibirá algo. “Bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación”; y “bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”. Esto nos muestra que la felicidad prometida en estas dos sentencias no se gozará por la experiencia dolorosa en sí, sino por lo que la persona recibirá gracias a esa experiencia.

Paradójicamente, son “los que no pueden” o “los que no tienen” quienes están en una buena posición de recibir de Dios. Los que ya tienen, ¿qué reciben? ¡Qué benditos son, pues, los que no tienen o no pueden, porque Dios se moverá a su favor!

Quien siempre lo tuvo todo y también quien lo obtuvo mediante un milagro de Dios, ambos deben dar gloria a Dios por los bienes recibidos, pues de una u otra manera todo proviene de él. Si embargo, el necesitado ha mirado a Dios obrando, su fe ha crecido, su amistad con Dios se ha desarrollado en oración, y su galardón en el cielo se ha acrecentado por su alabanza. Ninguna de estas cosas las tiene casi nunca el que nos ha conocido la pérdida, el dolor o la escasez. Es el que está enfermo, el que pierde a un ser querido y el que es castigado por su fe quien está en una excelente posición de aprender grandes secretos espirituales en el proceso, y a la vez desarrollar altos valores, como la gratitud, la confianza y la entrega total.

EL PUEBLO DE JESÚS EN LAS BIENAVENTURANZAS

En el pasaje de las bienaventuranzas Jesús se está dirigiendo a su pueblo para alabarlo y animarlo. ¡Son una felicitación a ellos! Estos son bendecidos con la mayor bendición, en contraste con los muchos grandes y poderosos de este mundo que en su tiempo ni siquiera pudieron percibir su venida (I Co.1:25-29; 2:6-10). Estas sentencias espirituales son una expresión similar a la dicha por el Señor más adelante, cuando expresó: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó” (Mt.11:25,26).

El sentido espiritual de las cosas que brinda paz al alma es un privilegio de los atentos y sensibles espirituales.

¿Serás tú uno de ellos? ¿Serás tú un bienaventurado?



ARIEL ROMERO LÓPEZ

(C) 2022

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30 TEXTOS ACERCA DE SER “BIENAVENTURADOS”:

Dt.33:29

Jb.5:17

Jer.29:11

Sal.1:1

Sal.32:1

Sal.32:2

Sal.40:4

Sal.41:1,2

Sal.65:4

Sal.84:5

Sal.89:5

Sal.94:12

Sal.112:1

Sal.127:4,5

Sal.128:1,2

Sal.144:12-15

Sal.146:5

Mt.5:3

Mt.5:4

Mt.5:5

Mt.5:6

Mt.5:7

Mt.5:8

Mt.5:9

Mt.5:10

Mt.5:11

Mt.5:12

Ef.1:3,4

I Pe.4:12,13

II Pe.1:3

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